Hace unos meses estuve en Marruecos, fue la primera vez que iba a ese país tan cercano del que había escuchado hablar millones de veces.
Sabía que me iba a gustar, y también sabía que iba a querer repetir, es desde luego, un lugar para volver.
Hice muchas fotos, especialmente de los colores que tiñen las calles, y de la artesanía, que está presente en todas partes.
En el lugar más insospechado apareció un taller de alfombras cerca de un mirador que ofrecía unas vistas al inmenso Atlántico. Las mujeres que allí trabajaban me hicieron un hueco en su banco de madera y pude hacer nudos en aquellos enormes telares.
¿A que es curioso que hiciera tantas fotos a los ovillos de hilo?
Deseando volver.
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